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Sobre mí

Nuria Aragón Castro

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Nací el 17 de Septiembre de 1971 en Madrid, España, siendo la pequeña de tres hermanas muy seguidas en edad.

La familia dentro de la que nací era y es una familia sumamente espiritual, aunque visto desde fuera mucha gente pueda pensar que no es así. Pero insisto: Nací en el seno de una familia sumamente espiritual, ya que crecí rodeada de amor, armonía, consecuencia, consciencia y bienaventuranza. Mis padres planificaron muy sabiamente la vida en familia y con sumo control práctico sobre sí mismos y sus egos cedieron muchos de sus gustos e intereses personales en aras del bien comunal y familiar, logrando mantener una fuerte y estable armonía material, emocional y psíquica, mientras nos educaban en el servicio y respeto mutuo y en los valores jerárquicos naturales, ofreciéndonos con ello un ambiente y unas bases idílicas para crecer en este mundo. Ellos me enseñaron a tener una visión de futuro con el fin de poder elegir el camino que quiero seguir, conscientes de que todo acto trae sus consecuencias, que toda acción tiene una reacción. Ellos me enseñaron a probar a saber vivir el presente para poder vivir sabiamente el futuro, mientras acepto, valoro y evalúo el pasado.

Mis padres me dieron tanto amor, que no supe manejar tan poderosa energía, pues me llevó a crecer mucho, tanto en el poder interior y en la sensibilidad como en la mente, hasta el extremo de llevarme mi ego a salir inconscientemente del hogar familiar a temprana edad, creando con ello mucho sufrimiento a mí misma y a los demás.

Pero el haber nacido y crecido en un hogar donde se vive la espiritualidad no de palabra sino prácticamente, es una poderosa semilla que algún día llega a germinar y comienza a madurar, como fue en mi caso. El intenso sufrimiento vivido durante década y media tras la marcha del hogar familiar durante la cual no conseguía entender el sentido de la vida, el funcionamiento del mundo, el sufrimiento, la llamada muerte, las mentes, las emociones enfrentadas y descontroladas… junto con el frecuente sentimiento de estar completamente harta de mí misma, de mis pensamientos y sentimientos, de mi imposibilidad para ser feliz o mantener la felicidad, de mi falta de entendimiento y de mi creencia de por entonces de mi falta de conocimiento y capacidad para vivir la vida adulta, provocó que esa semilla impuesta por mis padres comenzase a germinar deseosa de volverse un frondoso y robusto árbol lleno de frutos, especialmente a partir del 23 de febrero del 2003 en que comencé una práctica meditativa específica y muy concreta que era y es la que se encargó y se encarga de regar y cuidar esa semilla, planta y árbol, perfeccionándolos y desarrollándolos aún más a cada día que pasa. Por su parte, mis padres siguieron creciendo internamente y practicando esa espiritualidad a la que la gente no llama espiritualidad, gracias a la cual ahora podemos seguir amándonos y compartiendo juntos diversos momentos muy bellos.

Y de este modo llegué descalza hasta donde estoy ahora: al comienzo de El Camino a la Vida que me permite nacer en mí misma y conocer y vivir verdaderamente dicha Vida.

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En las secciones Recordando los comienzos y Mi día a día del blog tienes mucha información sobre mis procesos personales y recorrido de vida. Poco a poco añadiré más. Suscríbete a mi BOLETÍN si quieres que te informe cada vez que añada algo. Aquí te dejo unas gruesas pinceladas.

INFANCIA. Me he criado en Madrid, capital de España, pero gracias a mis padres siempre he disfrutado la naturaleza y amado a los animales. Como anécdotas comentaré que continuamente intentaba contener el llanto cuando mis amigos dañaban a los animales o arrancaban ramas de los árboles. Conviví en un piso con un perro, galápagos, peces, un hámster, canarios y bastantes plantas. A finales de los años 70 y principios de los 80 iba con el carrito de la compra por las casas pidiendo el papel que tiraban y lo llevaba andando a un sitio donde lo recogían para reciclar. El hombre que trabajaba allí me amaba mucho, supongo que por mi temprana edad y carácter. Siempre me daba unas monedas que me gustaba ahorrar o usarlas para comprarme cosas. Los días de diario los ocupaban la escuela, el deporte extraescolar y el estar en casa estudiando, dibujando o haciendo cosas de manualidades. Me gustaba muchísimo aprender y hacer los trabajos de la escuela. Sacaba buenas notas y era muy buena en deportes, religión, dibujo, manualidades y matemáticas. Los viernes y sábados por la tarde solía quedar con los amigos y los domingos iba a una misa que creo recordar duraba hora y media y me encantaba. Después, con mis padres y hermanas pasaba el día en una casa de campo con la familia extensa. Tenía pasión por Zipi y Zape. Leía novelas gráficas (no me gustaba leer libros) y coleccionaba sellos, postales, decimos de lotería y papeles de cartas. Me carteaba con mucha gente de muchos sitios. Algunos de ellos los había conocido estando de vacaciones con mis padres y otros, a través de anunciarme en Zipi y Zape.
INFANCIA. Me he criado en Madrid, capital de España, pero gracias a mis padres siempre he disfrutado la naturaleza y amado a los animales. Como anécdotas comentaré que continuamente intentaba contener el llanto cuando mis amigos dañaban a los animales o arrancaban ramas de los árboles. Conviví en un piso con un perro, galápagos, peces, un hámster, canarios y bastantes plantas. A finales de los años 70 y principios de los 80 iba con el carrito de la compra por las casas pidiendo el papel que tiraban y lo llevaba andando a un sitio donde lo recogían para reciclar. El hombre que trabajaba allí me amaba mucho, supongo que por mi temprana edad y carácter. Siempre me daba unas monedas que me gustaba ahorrar o usarlas para comprarme cosas. Los días de diario los ocupaban la escuela, el deporte extraescolar y el estar en casa estudiando, dibujando o haciendo cosas de manualidades. Me gustaba muchísimo aprender y hacer los trabajos de la escuela. Sacaba buenas notas y era muy buena en deportes, religión, dibujo, manualidades y matemáticas. Los viernes y sábados por la tarde solía quedar con los amigos y los domingos iba a una misa que creo recordar duraba hora y media y me encantaba. Después, con mis padres y hermanas pasaba el día en una casa de campo con la familia extensa. Tenía pasión por Zipi y Zape. Leía novelas gráficas (no me gustaba leer libros) y coleccionaba sellos, postales, decimos de lotería y papeles de cartas. Me carteaba con mucha gente de muchos sitios. Algunos de ellos los había conocido estando de vacaciones con mis padres y otros, a través de anunciarme en Zipi y Zape.

 

ADOLESCENCIA. Mi adolescencia fue turbulenta. Como parte constructiva diré que iba a manifestaciones ecologistas y humanitarias, reuniones filosóficas humanistas, era muy solidaria, estaba afiliada o participaba activamente como voluntaria en numerosas asociaciones ecologistas, animalistas y humanitarias. Iba a escondidas a misa (para que mis amigos no se burlasen de mí). Escribía un diario, hice mis primeras exposiciones de pintura y comencé a publicar artículos de opinión en un periódico local. Leía a Herman Hesse, Kabir, Khalil Gibran, Lobsang Rampa, la Biblia, las Mil y una noches, cómics diversos y rara vez otra cosa más. Tenía una red muy amplia de amigos.
Como aspectos destructivos diré que hacía bastantes cosas que no sentía ni me gustaban, buscando al hacerlas ser como los demás y encontrar ese disfrute que ellos decían que sentían, pero que yo nunca encontré haciéndolo, sintiéndome en secreto enferma mental por ello e incapaz de ser feliz. Me refiero al beber alcohol los fines de semana, salir de fiesta (bueno, esto último alguna vez sí lo disfruté), fumar tabaco, probar alguna sustancia tóxica (que lo único que hizo fue generarme mucha saliva y malestar estomacal). También jugaba con los hombres gracias al poder sexual. Tuve el mal tino de juntarme con compañías no buenas para mi persona, especialmente con una amiga de mi prima. Con ellas aprendí a mentir, no respetar ni escuchar a mis padres, querer hacer lo que se supone molaba (gustaba mucho), aunque mis padres me dijesen que no era así y yo tampoco lo sintiese, y a vivir fuera de la realidad, creyéndome tener unas capacidades que no tenía.

 

 

ADOLESCENCIA. Mi adolescencia fue turbulenta. Como parte constructiva diré que iba a manifestaciones ecologistas y humanitarias, reuniones filosóficas humanistas, era muy solidaria, estaba afiliada o participaba activamente como voluntaria en numerosas asociaciones ecologistas, animalistas y humanitarias. Iba a escondidas a misa (para que mis amigos no se burlasen de mí). Escribía un diario, hice mis primeras exposiciones de pintura y comencé a publicar artículos de opinión en un periódico local. Leía a Herman Hesse, Kabir, Khalil Gibran, Lobsang Rampa, la Biblia, las Mil y una noches, cómics diversos y rara vez otra cosa más. Tenía una red muy amplia de amigos.
Como aspectos destructivos diré que hacía bastantes cosas que no sentía ni me gustaban, buscando al hacerlas ser como los demás y encontrar ese disfrute que ellos decían que sentían, pero que yo nunca encontré haciéndolo, sintiéndome en secreto enferma mental por ello e incapaz de ser feliz. Me refiero al beber alcohol los fines de semana, salir de fiesta (bueno, esto último alguna vez sí lo disfruté), fumar tabaco, probar alguna sustancia tóxica (que lo único que hizo fue generarme mucha saliva y malestar estomacal). También jugaba con los hombres gracias al poder sexual. Tuve el mal tino de juntarme con compañías no buenas para mi persona, especialmente con una amiga de mi prima. Con ellas aprendí a mentir, no respetar ni escuchar a mis padres, querer hacer lo que se supone molaba (gustaba mucho), aunque mis padres me dijesen que no era así y yo tampoco lo sintiese, y a vivir fuera de la realidad, creyéndome tener unas capacidades que no tenía.

 

 

JUVENTUD. Mi emancipación del hogar familiar en la mitad de mi adolescencia me instó a vivir una juventud muy pasional y sufriente. Viví explotación laboral, pasé hambre, tuve diversas relaciones de pareja, viví acosos y agresiones sexuales… Vamos, que me tropecé a lo bruto con gran parte de la oscuridad del mundo, llevándome a sufrir por no comprenderle ni comprenderme a mí misma. También mi mente se volvió especialmente crítica y destructiva y esa incomprensión de la vida y de sus facetas oscuras me llevó a la negación de toda espiritualidad en mí y por supuesto, de la divinidad. En esta etapa empecé a empatizar con todo sufrimiento. El escuchar el sonido de una ambulancia me hacía llorar, al visualizar por una décima de segundo a alguien sufriendo dentro o a un familiar angustiado. Algo similar me ocurría al pisar plantas en el campo, ver una hormiga, una mosca, un ave o un perro dañado, etc. Ahora sigo sintiendo lo mismo, pero ya puedo controlar ese llanto. Mis refugios eran el arte (pintaba muy pasional y compulsivamente a todas horas), expresarme (escribía sin parar en mi diario), el cine (semanal), la naturaleza (yendo sola a hacer vivac en mitad del monte, haciendo deportes al aire libre —piragüismo, escalada, espeleología, senderismo, parapente, etc.—) y los viajes (a veces fugaces, de un solo día y al extranjero, para ver una exposición de arte o un museo). Convivía con perros y gatos abandonados que recogía y cuidaba. Seguía como voluntaria en diversas actividades humanitarias y ecologistas, comencé el vegetarianismo y participaba en muchísimos diálogos y actividades culturales. Continué con mis estudios y a su vez trabajaba en todo lo que tuviese oportunidad. Trabajé de modelo (entre otros, para el pintor Vidal Jiménez), de monitora de tiempo libre, camarera, mozo de almacén, limpiando casas, dando clases particulares de matemáticas, física y química a estudiantes de los cuatro cursos anteriores a la universidad, de ayudante agropecuario (con motosierra y desbrozadora), etc. Leía biografías de artistas, filosofía del arte e infinidad de cómics (Miguelanxo Prado, Moebius, Milo Manara, El Capitán Trueno, Thor, Conan el Bárbaro, etc.). En esta etapa dejé la ciudad y me fui a vivir a un pueblo pequeño ubicado en la sierra.

 

 

JUVENTUD. Mi emancipación del hogar familiar en la mitad de mi adolescencia me instó a vivir una juventud muy pasional y sufriente. Viví explotación laboral, pasé hambre, tuve diversas relaciones de pareja, viví acosos y agresiones sexuales… Vamos, que me tropecé a lo bruto con gran parte de la oscuridad del mundo, llevándome a sufrir por no comprenderle ni comprenderme a mí misma. También mi mente se volvió especialmente crítica y destructiva y esa incomprensión de la vida y de sus facetas oscuras me llevó a la negación de toda espiritualidad en mí y por supuesto, de la divinidad. En esta etapa empecé a empatizar con todo sufrimiento. El escuchar el sonido de una ambulancia me hacía llorar, al visualizar por una décima de segundo a alguien sufriendo dentro o a un familiar angustiado. Algo similar me ocurría al pisar plantas en el campo, ver una hormiga, una mosca, un ave o un perro dañado, etc. Ahora sigo sintiendo lo mismo, pero ya puedo controlar ese llanto. Mis refugios eran el arte (pintaba muy pasional y compulsivamente a todas horas), expresarme (escribía sin parar en mi diario), el cine (semanal), la naturaleza (yendo sola a hacer vivac en mitad del monte, haciendo deportes al aire libre —piragüismo, escalada, espeleología, senderismo, parapente, etc.—) y los viajes (a veces fugaces, de un solo día y al extranjero, para ver una exposición de arte o un museo). Convivía con perros y gatos abandonados que recogía y cuidaba. Seguía como voluntaria en diversas actividades humanitarias y ecologistas, comencé el vegetarianismo y participaba en muchísimos diálogos y actividades culturales. Continué con mis estudios y a su vez trabajaba en todo lo que tuviese oportunidad. Trabajé de modelo (entre otros, para el pintor Vidal Jiménez), de monitora de tiempo libre, camarera, mozo de almacén, limpiando casas, dando clases particulares de matemáticas, física y química a estudiantes de los cuatro cursos anteriores a la universidad, de ayudante agropecuario (con motosierra y desbrozadora), etc. Leía biografías de artistas, filosofía del arte e infinidad de cómics (Miguelanxo Prado, Moebius, Milo Manara, El Capitán Trueno, Thor, Conan el Bárbaro, etc.). En esta etapa dejé la ciudad y me fui a vivir a un pueblo pequeño ubicado en la sierra.

 

 

COMIENZO TEMPRANO DE LA ADULTEZ, sin llegar a ser adulta. Ante la gran insistencia de mi pareja de por entonces, a los 23 años me quedé embarazada de mi hija y a los 25 de mi hijo. Unilateralmente decidí tenerlos en casa de forma natural, con el apoyo de una matrona (al niño en la bañera), a pesar del gran “escándalo” que eso suponía en mi derredor. No los vacunamos y les di de mamar a demanda a los dos durante todo el tiempo que quisieron, por lo que estando embarazada de mi hijo, mi hija seguía mamando y llegué a practicar la lactancia en tándem por años. Fueron años muy duros por la gran resistencia de mi entorno a lo que hacía y sobretodo, por la horrible relación de pareja que tenía y que duró unos pocos años. Seguía como voluntaria en actividades humanitarias, comencé a dar ponencias sobre salud y alimentación, leía infinidad de cosas sobre salud, alimentación, educación, naturaleza y novelas históricas y trabajaba principalmente como jardinera y artesana del esparto, aunque también vendí algunos cuadros. Pintaba muchos cuadros con animales, hacía muchísima artesanía decorativa, a parte de la de esparto para vender, e hice varios intentos de estudiar. Todo ello siempre o casi siempre con mis hijos a cuestas. Estaba dividida entre una armonía y un ensanche del corazón inmenso (al pintar, escribir en el diario, hacer artesanía, trabajar y al compartir con mis hijos y un par de amigas) y una desarmonía, agresividad contenida y miedo exacerbados al estar con mi pareja. Convivía también con tres perros, numerosos gatos y una burra. Comencé con el veganismo.

 

 

COMIENZO TEMPRANO DE LA ADULTEZ, sin llegar a ser adulta. Ante la gran insistencia de mi pareja de por entonces, a los 23 años me quedé embarazada de mi hija y a los 25 de mi hijo. Unilateralmente decidí tenerlos en casa de forma natural, con el apoyo de una matrona (al niño en la bañera), a pesar del gran “escándalo” que eso suponía en mi derredor. No los vacunamos y les di de mamar a demanda a los dos durante todo el tiempo que quisieron, por lo que estando embarazada de mi hijo, mi hija seguía mamando y llegué a practicar la lactancia en tándem por años. Fueron años muy duros por la gran resistencia de mi entorno a lo que hacía y sobretodo, por la horrible relación de pareja que tenía y que duró unos pocos años. Seguía como voluntaria en actividades humanitarias, comencé a dar ponencias sobre salud y alimentación, leía infinidad de cosas sobre salud, alimentación, educación, naturaleza y novelas históricas y trabajaba principalmente como jardinera y artesana del esparto, aunque también vendí algunos cuadros. Pintaba muchos cuadros con animales, hacía muchísima artesanía decorativa, a parte de la de esparto para vender, e hice varios intentos de estudiar. Todo ello siempre o casi siempre con mis hijos a cuestas. Estaba dividida entre una armonía y un ensanche del corazón inmenso (al pintar, escribir en el diario, hacer artesanía, trabajar y al compartir con mis hijos y un par de amigas) y una desarmonía, agresividad contenida y miedo exacerbados al estar con mi pareja. Convivía también con tres perros, numerosos gatos y una burra. Comencé con el veganismo.

 

 

ADULTEZ. Gracias a los problemas excesivos con la relación que tenía, acabé optando por ser más yo misma, dado que sentía que hiciera lo que hiciera e intentase satisfacer todo lo que fuese, la relación seguía siendo extremadamente tortuosa y riesgosa. Esta etapa está llena de belleza, amor y armonía. Alimentación crudivegana y pránica (de ayuno), vida de asceta primero y luego en comunidad en mitad de la naturaleza, de un modo bastante austero (principalmente por falta de economía aceptada y por compartir lo que iba consiguiendo), en una casita autoconstruida. Educación de mis hijos en casa. Realización de diversos estudios a distancia, dedicación a la escritura profesional… y vida en servicio. Aunque, todo sea dicho, en los primeros tiempos hubo mucha angustia y desolación por la frustración de no saber mantener una pareja, los miedos al cómo desenvolverme sola con dos niños pequeños, la falta de economía, la intensa búsqueda del sentido de la vida y la llamada “noche oscura del alma”. Para salir de esa angustia hacía todo lo que se me ocurría, buscando con ello conectar conmigo misma a un nivel más profundo. Realizaba muchas prácticas chamánicas sin saber lo que eran. Tan solo se me ocurrían o surgían. Comencé a leer libros espirituales, estudié la filosofía hermética, veía películas de santos... y oraba sin parar. La mística se despertó. A través de un conocido llegaron las herramientas para la sanación integral (físicamente estaba muy sana). Comencé a meditar. Con mucha lucha interior y sin entender nada, mientras clamaba continuamente a los cielos, me autodisciplinaba e intentaba meditar todo el tiempo que podía y no tenía que atender a los niños (por estar con amigos, durmiendo, más adelante a veces con el padre o jugando a mi lado). Y se obró la magia. También sané la relación con mis padres.
Y es que, al encontrarme con otra relación rota a cuestas y dos niños muy pequeños a mi cargo el 100% del tiempo, estaba más que claro que algo (o mucho) no funcionaba bien en mí, por lo que decidí encontrarlo y trabajarme, pues no quería que mis hijos acabasen copiándome y sufriendo como yo lo había hecho (y estaba haciendo). El vivir austera y ascetamente con ellos muy pequeños (dos y tres años) en mitad de la naturaleza, acabó sanando mi corazón y mi mente. De un modo natural volvió la mística y la espiritualidad a mi vida. La fe. Esto, junto con el haber aprendido a verme y a ser sincera conmigo misma, descubriendo mi verdadera naturaleza, hizo que la felicidad se instaurase y el sentimiento de agradecimiento a la vida y a la divinidad brotase por cada poro de mi piel. También de un modo natural, sin buscarlo, comenzó a vivir más gente en la finca y más animales, creándose una especie de comunidad-santuario (humano y animal). Cuando te sientes agradecida, quieres regalar todo lo que tienes: tu tiempo, tus conocimientos, tu amor, tu sentir, tu economía, tu espacio… todo.

 

 

ADULTEZ. Gracias a los problemas excesivos con la relación que tenía, acabé optando por ser más yo misma, dado que sentía que hiciera lo que hiciera e intentase satisfacer todo lo que fuese, la relación seguía siendo extremadamente tortuosa y riesgosa. Esta etapa está llena de belleza, amor y armonía. Alimentación crudivegana y pránica (de ayuno), vida de asceta primero y luego en comunidad en mitad de la naturaleza, de un modo bastante austero (principalmente por falta de economía aceptada y por compartir lo que iba consiguiendo), en una casita autoconstruida. Educación de mis hijos en casa. Realización de diversos estudios a distancia, dedicación a la escritura profesional… y vida en servicio. Aunque, todo sea dicho, en los primeros tiempos hubo mucha angustia y desolación por la frustración de no saber mantener una pareja, los miedos al cómo desenvolverme sola con dos niños pequeños, la falta de economía, la intensa búsqueda del sentido de la vida y la llamada “noche oscura del alma”. Para salir de esa angustia hacía todo lo que se me ocurría, buscando con ello conectar conmigo misma a un nivel más profundo. Realizaba muchas prácticas chamánicas sin saber lo que eran. Tan solo se me ocurrían o surgían. Comencé a leer libros espirituales, estudié la filosofía hermética, veía películas de santos... y oraba sin parar. La mística se despertó. A través de un conocido llegaron las herramientas para la sanación integral (físicamente estaba muy sana). Comencé a meditar. Con mucha lucha interior y sin entender nada, mientras clamaba continuamente a los cielos, me autodisciplinaba e intentaba meditar todo el tiempo que podía y no tenía que atender a los niños (por estar con amigos, durmiendo, más adelante a veces con el padre o jugando a mi lado). Y se obró la magia. También sané la relación con mis padres.
Y es que, al encontrarme con otra relación rota a cuestas y dos niños muy pequeños a mi cargo el 100% del tiempo, estaba más que claro que algo (o mucho) no funcionaba bien en mí, por lo que decidí encontrarlo y trabajarme, pues no quería que mis hijos acabasen copiándome y sufriendo como yo lo había hecho (y estaba haciendo). El vivir austera y ascetamente con ellos muy pequeños (dos y tres años) en mitad de la naturaleza, acabó sanando mi corazón y mi mente. De un modo natural volvió la mística y la espiritualidad a mi vida. La fe. Esto, junto con el haber aprendido a verme y a ser sincera conmigo misma, descubriendo mi verdadera naturaleza, hizo que la felicidad se instaurase y el sentimiento de agradecimiento a la vida y a la divinidad brotase por cada poro de mi piel. También de un modo natural, sin buscarlo, comenzó a vivir más gente en la finca y más animales, creándose una especie de comunidad-santuario (humano y animal). Cuando te sientes agradecida, quieres regalar todo lo que tienes: tu tiempo, tus conocimientos, tu amor, tu sentir, tu economía, tu espacio… todo.

 

 

ACTUALIDAD. En el momento de la creación de esta nueva web, sigo en mi vida de adulta observando y madurando a cada instante. Vivo volcada a mi forma de entender la espiritualidad. Una espiritualidad ya madura y serena que se caracteriza principalmente por el modo de sentir y entender la vida, cada ser, cada acto, cada segundo, a mí misma, el universo, el más allá… Mis hijos están emancipados desde hace años, vivo en otra comunidad, también en el campo y algo asceta, en una casa comunal ecológica. Tengo una relación de pareja no buscada ni esperada. Hace años pasé legalmente por bastantes ataques sociales que se resolvieron a mi favor pero me enseñaron a “mostrarme” menos. A hablar acorde al que escucha y a observar con entendimiento y aceptación los procesos, ritmos y estado de consciencia de los demás, así como a verme en cada ser. Gozo de buena salud. Mi alimentación es vegana, la mayoría de las veces escueta (va por periodos) y disfruto de todo tipo de ayunos. Ora et labora define bastante mi vida actual y mis gustos. Ésta está centrada en estudiar (me gusta aprender cosas y mejorarme como persona), trabajar, cubrir mis compromisos con la comunidad en la que vivo, intentar facilitarle la vida a otros seres, sean del reino que sean, y meditar. No tengo vacaciones ni hago viajes (a no ser que sean por trabajo). Tampoco voy a lugares de ocio (quitando alguna vez a alguna terraza para satisfacer a mi pareja), no hago uso de actividades culturales ni quedo con gente para pasar el rato ni nada de esas cosas que suelen hacer las personas de mi entorno y cultura, pero siento que vivo como si estuviese de vacaciones, pues vivo alineada con mis dones y mi misión en esta vida, además de sentir que cada vez internamente me expando más, que evoluciono, que estoy Viva… (con mayúscula).

El proyecto Amor y Vida en el que trabajo consiste precisamente en todo esto: en facilitarle la vida a otros seres, informar sobre un estilo de vida ético y saludable,  transmitir cómo pasar del sufrimiento a la armonía y a la paz interior, encontrar el sentido de la vida y aprender a vivirlo. Para ello organizo encuentros, escribo libros y otros textos, hago vídeos, imparto ponencias y talleres y asesoro cuanto puedo. La mayoría de las veces sin remuneración económica.

 

 

ACTUALIDAD. En el momento de la creación de esta nueva web, sigo en mi vida de adulta observando y madurando a cada instante. Vivo volcada a mi forma de entender la espiritualidad. Una espiritualidad ya madura y serena que se caracteriza principalmente por el modo de sentir y entender la vida, cada ser, cada acto, cada segundo, a mí misma, el universo, el más allá… Mis hijos están emancipados desde hace años, vivo en otra comunidad, también en el campo y algo asceta, en una casa comunal ecológica. Tengo una relación de pareja no buscada ni esperada. Hace años pasé legalmente por bastantes ataques sociales que se resolvieron a mi favor pero me enseñaron a “mostrarme” menos. A hablar acorde al que escucha y a observar con entendimiento y aceptación los procesos, ritmos y estado de consciencia de los demás, así como a verme en cada ser. Gozo de buena salud. Mi alimentación es vegana, la mayoría de las veces escueta (va por periodos) y disfruto de todo tipo de ayunos. Ora et labora define bastante mi vida actual y mis gustos. Ésta está centrada en estudiar (me gusta aprender cosas y mejorarme como persona), trabajar, cubrir mis compromisos con la comunidad en la que vivo, intentar facilitarle la vida a otros seres, sean del reino que sean, y meditar. No tengo vacaciones ni hago viajes (a no ser que sean por trabajo). Tampoco voy a lugares de ocio (quitando alguna vez a alguna terraza para satisfacer a mi pareja), no hago uso de actividades culturales ni quedo con gente para pasar el rato ni nada de esas cosas que suelen hacer las personas de mi entorno y cultura, pero siento que vivo como si estuviese de vacaciones, pues vivo alineada con mis dones y mi misión en esta vida, además de sentir que cada vez internamente me expando más, que evoluciono, que estoy Viva… (con mayúscula).

El proyecto Amor y Vida en el que trabajo consiste precisamente en todo esto: en facilitarle la vida a otros seres, informar sobre un estilo de vida ético y saludable,  transmitir cómo pasar del sufrimiento a la armonía y a la paz interior, encontrar el sentido de la vida y aprender a vivirlo. Para ello organizo encuentros, escribo libros y otros textos, hago vídeos, imparto ponencias y talleres y asesoro cuanto puedo. La mayoría de las veces sin remuneración económica.

 

Mis estudios y cursos

Me encantaría decir que soy autodidacta, pero me parece un concepto imposible desde un punto de mira y desde el otro, demasiado universal, no encontrando el punto medio.

Me encanta descubrir. Me encanta aprender. Me encanta mejorar. Mejorar laboralmente y mejorar como persona. Hace que me sienta viva, en constante movimiento y desarrollo interior.

No tengo estudios oficiales superiores finalizados, pero sí muchos cursos y mucha experiencia, comunicación, escucha y lectura a cuestas. Bellas Artes, Psicología y Jardinería se encuentran entre los no finalizados, como otros. Unas veces por no compartir el criterio educativo o temático. Otras, por esos avatares que te da la vida y te llevan a un cambio de rumbo.

De los acabados, te enumero algunos:

 

Creatividad, Escritura y Audiovisuales

  • Diploma en Educación en Virtudes a través del Cine
  • Autopublicación y Marca personal
  • IV Curso de orientación para escritores noveles. De la creación a la librería
  • El Microrrelato
  • Productividad para escritores
  • Escribe tu novela
  • Comunicación y Redacción digital
  • Creatividad e innovación
  • Edición de vídeo con Final Cut Pro avanzado
  • Experto en Guión Audiovisual
  • Cerámica

 

Comunicación, Redes Sociales, Networking y Psicología

  • Comunicación eficaz en la negociación colectiva. Media Training
  • Gestión de personas
  • Gestión de comunidades virtuales
  • COVID-19: Comunicarnos sin daño durante la pandemia
  • Fundamentos de web 2.0 y Redes sociales
  • Haz crecer tu comunidad
  • Boot Camp para incentivar a tu audiencia
  • Numerosos cursos diferentes relacionados con la práctica de meditación
  • Curso Básico de Formación de Terapeutas en Psicoterapia Gestalt
  • Cursos Bíblicos por Correspondencia

 

Salud y Alimentación

  • Alergias e intolerancias alimentarias
  • COVID-19: Abordaje inicial del paciente con infección por Covid-19
  • Salud y Vida

 

Informática

  • Seguridad informática y firma digital

 

Deportes

  • Monitora de Tiempo Libre
  • Curso de Vela ligera y Piragüismo
  • Curso de Vuelo en Parapente
  • Curso de vela ligera
  • Judo

Hija del Viento

Koldo Aldai Agirretxe habla de Nuria Aragón Castro

En el suelo de su austera estancia, Sibila enciende una lámpara de cuatro mechas. Estamos fuera del mundo, aislados en la montaña, rodeados de un invierno inclemente. El frío llama a puro lengüetazo contra su casita de lona. En su constreñido y vital espacio, una luz tenue y un silencio aplastante, se alían para tirar del hilo de su vida, de su testimonio pionero. Apenas recurro a la pregunta.

Se alimenta de una luz que adereza con frutas arrancadas del Aire Y raíces tomadas de la tierra. En las tribus Dakota la habrían bautizado como “la que escucha el viento”, pero me consta que sus afinados oídos horadan también otros misterios. Lo escucha cada noche, cuando sus criaturas duermen y escribe sus cuentos a la luz de una lámpara de aceite. El aire de la montaña le trae la inspiración desde lejanas esferas hasta su refugio a la vera de la Sierra de Gredos. Sus relatos tienen el tamaño del sueño de sus hijos y algunos estiraron sus páginas hasta el amanecer. El ritmo lo marca también el viento: piano, allegro o trepidante, según azote con más o menos fuerza las finas paredes de lona.

Tiene dos criaturas que apenas viste, no vacuna y tampoco empuja a la escuela. Además del resoplido de la “tierra”, alcanzó a oír también su palpitar, sus delirios de gozo, sus noches de pena… Todo esto lo va encerrando en los libros que le está editando Mandala, relatos y ensayos que van testimoniando su militancia firme de lo austero, lo natural, lo hermoso.

De vez en cuando, pies desnudos y un hijo en cada brazo, baja de la montaña y reúne a la tribu con la excusa de una charla. Un simple paño enrollado guarda su cuerpo moreno de las miradas curiosas. Ante un público ávido, comparte el susurro del viento, el secreto de la vida sencilla y su anhelo de infinito.

Vive desnuda la mitad del año, pero le obsesiona la pureza. Enfiló con los pies descalzos hacia Dios por la vía recta sin doctrinarios, ni muletas, ni gurús, ni intermediarios…

No tiene agua, ni luz, pero sus ojos arrojan kilovatios de brillo. Atendió el soplo de un Viento que la privó de todo, pero que a cambio dejó, junto a la puerta de su casa de tela, semillas de eterna felicidad. Desde entonces no para de sembrar. Reúne tribus por todas partes, abre sus manos y esparce semillas puras, no manipuladas, preciados granos de confianza en uno mismo, de fuerza interior, de compromiso absoluto, de entrega incondicional a la Vida

Se llama Sibila, para más detalles, atrapad y preguntad al viento.

Koldo Aldai Agirretxe
www.koldoaldai.org
www.portaldorado.com
www.foroespiritual.org
Enero 2003

Koldo Aldai es un gran referente del movimiento espiritual español por la paz y la unidad. Escritor de numerosos libros y artículos y organizador de eventos espirituales, vive dedicado al servicio hacia la humanidad, inspirando con sus actos y palabras respeto, amor y unidad.

El programa Amor y Vida TV, en su episodio número 160, emitió en septiembre de 2018 una entrevista que a mi parecer no tiene desperdicio y te aconsejo verla: Nueva Espiritualidad (Koldo Aldai). 

El texto de esta página es la sección resaltada del artículo Nuria Aragón o la pasión por la pureza escrito por Koldo Aldai para el primer número de la revista Ecohabitar, editada en primavera del 2004. Si te interesa leer el artículo completo, pincha aquí.

sobremi
Maite Pardo, Nuria Aragón y Koldo Aldai dando de comer a los peregrinos del Camino de Santiago durante el evento Magna Peregrinación de la Unidad. Verano 2003.

Mi biografía

por José Manuel Casado

jose-manuel
José Manuel Casado Sierra.

Ella vive muy feliz

Con Leila y Altair

Les dio a luz en su casa

Con alegría y sin sufrir.

 

Les educa sin ir

A ninguna escuela oficial

Pues ella sabe que ahí

Sólo aprenderán lo convencional.

 

Tienen una casita en el campo

Donde si quieres puedes ir.

Si les echas una mano, la terminarán de construir.

 

Ella es delicada y frágil,

Como los pétalos de una flor.

Acércate a ella con dulzura,

Con cariño y con amor.

 

Es muy sensible y profunda

Llena de vida y calor

Las lágrimas caen de sus ojos

Cuando la hablas de amor.

 

Sonríe con frecuencia y facilidad.

Es muy simpática y agradable

Y se da a los demás.

 

Ilumina y abre corazones

De la gente triste e infeliz.

No les juzga o les critica

Sino que les deja sentir.

 

Si compartes tu alegría

Ella te sonreirá.

Si compartes tu tristeza,

ella te consolará.

 

Cuando acudas a ella,

Abre tu hermoso corazón.

No temas nada. No te preocupes,

Pues te dará mucho amor.

 

Cuando conozcas a Nuria

Por primera vez,

No te quepa la menor duda

Que la querrás volver a ver.

José Manuel Casado Sierra

www.redalternativa.com

www.higea.org

Año 2002

nuria
Nuria Aragón y sus hijos fotografiados en el año 2002 por José Manuel Casado Sierra.

Mi biografía

por Baltasar Lorenzo 一Balta一

La ciudad la quiero lejos

me gusta lo natural

entre árboles y arroyos

descalza y sencillo hogar.

 

Amo a la gente

La vida

Y lo que está más allá

A todos los animales

Siempre tengo para dar.

 

Porque tengo aquí la fuente

Yo me  se suministrar

Entre hiniestas y estos pinos

Un regato y poco más.

 

Una viña

Que ella sola

Sabe traerme las uvas

Hasta tengo muy de sobra

Para todo el que se arrima.

 

Alguna higuera

¡Que ricos!

En esta Castilla austera

Entre gente que me quiere

Me busca y me prefiere.

Baltasar Lorenzo 一Balta一

Junio 2008
Baltasar Lorenzo es un referente español de la alimentación crudivegana (vegana y sin cocinar). Ha pasado gran parte de su vida dedicado a difundir este tipo de alimentación.
balta
Jose Marín (a la izquierda del todo), Nuria Aragón Castro (vestida de naranja), Rufino Ruíz Casado (delante, sentándose, con pantalón corto azul), Balta 一 Baltasar Lorenzo 一 (con pelo y barba gris).
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