Respuesta a: El Silencio
Ahhh el silencio, silencio... ¿Cómo no amarlo cuando con él nos visita la paz, cuando con él viajamos a las estrellas, cuando con él nos quedamos deslumbrados por Ver?
Yo creo Daruma, que todo aquel que ha comenzado el camino espiritual, sea del sendero o de la religión que sea, aprecia inmensamente el silencio. Incluso aquellos que usan música externa en él, después emplean el silencio para ahondar más aún en los estados de consciencia alcanzados...
Me crié en una familia con gran amor al silencio. La TV sólo era permitida de ver los sábados por la tarde 3h y los demás días 1/2 hora para ver las noticias. La música, menos veces aún... Y, aunque en mi infancia lo llevaba bien y disfrutaba, sí "tocó" mi carácter rebelde ya en la adolescencia. Por otro lado, el silencio interno de un modo u otro estaba ligeramente presente, especialmente cuando dedicaba horas a la observación de algún insecto o alguna planta, cuando dibujaba o cuando hacía manualidades.
Después, con la independencia llegaron las discotecas, fiestas, pelis, ruido... alternados con momentos de mucha paz y silencio cada vez que practicaba deporte o iba a la Naturaleza. Fueron años de mucha rebeldía interna. De mucho fuego. De mucha pasión... Y de una mente sin control ni silencio.
Pero la cosa volvió a cambiar con el tiempo, especialmente cuando me fuí a vivir al campo en plena austeridad y soledad en kilómetros (quitando mis dos hijos por entonces muy pequeños) Allí volvió el silencio externo y con él, el ensordecedor ruido interno. Por 1ª vez tomé consciencia de la falta de silencio interior. De mi falta de autocontrol...
Poco a poco las riendas se cogieron, la mística apareció, el silencio se instauró, mi sendero espiritual llegó, y el silencio desapareció. Pero esta vez fue diferente... Pues desde entonces no he vuelto a disfrutar del silencio ya que la Música del Universo se instauró en su lugar. Y estoy segura de que ella no sólo hace danzar mi corazón, sino que además es la que me abre como una flor.
En mi vida, a través de la experiencia, tomé consciencia de lo gran valioso que es el silencio. De cómo influyó en mí el silencio externo. De qué aumentaba más mi ruido interno. De cómo se puede llegar a volar alzándote desde el barro...
Y por ello, sólo puedo intentar animar a todo aquel que nos lea a que lo experimente por sí mismo. A que le de al silencio la posibilidad de mostrarle su valor...
Hermosa y certera, Daruma, tu expresión: "No es lo mismo la vida de silencio que el silencio de la vida"