Respuesta a: La violencia de negar la violencia. Integración versus Negación.
Hay dos películas geniales para el tema:
"El Reino de los Cielos" (Kingdom of Heaven), director: Ridley Scott
y
"Diamante de Sangre" (Blood Diamond), director: Edward Zwick
En la 1ª, en la guerra de la conquista de Jerusalén por Saladim, en una época en que se podría decir que se podía "hacer de todo" y "Alá decidirá" o "Cristo o Dios decidirá" según lo expresase un cristiano o un musulmán, Saladim respondió muy contundente ante un general que quería precipitarse con su "Alá decidirá, Alá está con nosotros" sin estudiar la táctica de la guerra como Saladim. Su respuesta fue algo así como: "¿Y cuántas guerras ganamos en nombre de Alá antes de que yo, Saladim, llegase?"
Es una película "tocada" en muchísimos puntos. Para nada tiene desperdicio...
Y en la 2ª, en Diamante de Sangre, podemos ver qué ocurre cuando en este mundo ponemos la frontera de nuestra agresividad en un punto o en otro, qué es lo que hace que la frontera esté más aquí o allá. Y a mi parecer, eso sólo lo puede decidir la amplitud de nuestra consciencia y amor.
Por decirlo de una manera burda y "convencional cristiana" pero espero me entendáis en mi mensaje, a Dios no le gusta que vertamos sangre en su nombre (ni en el de cualquier otro) pero... ¿Qué es lo que hacemos? Desangramos y además, si es posible, nos comemos esa sangre.
¿Cuándo terminará la locura de ojo por ojo, diente por diente?
Si la respuesta está en nuestra capacidad de justificar nuestros actos, nunca...
¿Cuándo seremos capaces de decir que somos débiles, que no podemos hacer todo?
Cuando no somos capaces de hacer algo, creamos una filosofía en derredor a esa acción y con ella, nos reforzamos, envalentonamos o justificamos para hacer todo lo que queramos. (Esto lo podemos ver muy bien en la película Diamante de Sangre)
Así es como usamos nuestra inteligencia. Para esto la usamos...
Y así está el mundo lleno de sufrimiento.
Todo "mal" comportamiento que no puedo cambiar en mí, lo declaro como "religión"
Un ejemplo simplón es el del consumo de cigarrillos. Nos decimos: "Voy a morir de todos modos"; "¿Quién quiere vivir para siempre?"; "Mira a esos. Cuánto beben y cuánto fuman. Y fíjate a qué edad llegan"... Yo, a todos esos comentarios les pongo un sólo nombre: Miedo al cambio.