Respuesta a: Leche de Vaca (Continuacion)
NO TODAS LAS PROTEÍNAS SON IGUALES
Si has llegado hasta aquí, habrás comprobado que todos los hallazgos mencionados pueden provocar rechazo. Controlar el cáncer por medio de la nutrición era, y sigue siéndolo, una idea radical. Pero, como si esto no fuera suficiente, quedaba aún un asunto que daría lugar a una información explosiva: ¿había alguna diferencia asociada con el tipo de proteínas utilizado en estos experimentos? En todos ellos habíamos utilizado la caseína, que representa el 80% de la proteína presente en la leche de vaca. De manera que, lógicamente, el siguiente interrogante era si las proteínas de origen vegetal, ensayadas del mismo modo, tendrían el mismo efecto sobre el desarrollo del cáncer que la caseína. Y, aunque parezca increíble, la respuesta es no. En estos experimentos, las proteínas de origen vegetal no favorecieron el desarrollo del cáncer, ni siquiera con mayores niveles de ingesta. David Schulsinger, un estudiante universitario de medicina que intentaba conseguir una matrícula de honor trabajando conmigo, se encargó del estudio (gráfico 3.8).42El gluten, la proteína del trigo, no produjo el mismo resultado que la caseína, ni siquiera cuando se administró al mismo nivel del 20%.
También analizamos si la proteína de soja tenía el mismo efecto que la caseína en el desarrollo de los focos. Las ratas alimentadas con dietas que contenían un 20% de proteínas de soja no evidenciaron un desarrollo temprano de focos microscópicos, al igual que sucedía con las dietas que contenían un 20% de proteína de trigo. De pronto, la proteína –en este caso, la de la leche– no era tan favorable como se afirmaba. Habíamos descubierto que una baja ingesta de proteínas reduce la formación del cáncer y actúa sincrónicamente de múltiples formas. Y como si esto no fuera suficiente, estábamos descubriendo que una alta ingesta de proteínas, que excediera la cantidad necesaria para el crecimiento, promovía el desarrollo del cáncer después de la etapa inicial. De la misma forma que encendemos o apagamos la luz apretando una y otra vez el interruptor, podíamos controlar el desarrollo del cáncer por el simple hecho de modificar los niveles de proteínas en la dieta, independientemente de la exposición inicial a la sustancia carcinógena. El agente cancerígeno en este caso era la proteína de la leche de vaca. A mis colegas ya les resultaba difícil aceptar la idea de que las proteínas pudieran contribuir al desarrollo del cáncer, y ahora además les señalaba específicamente la de la leche de vaca. ¿Acaso estaba loco?
Esto solo es un poco porque supongo que te saldran dudas yarisa. Si quieres mejor te lees el libro entero... No voy a ponerme aqui a copiar pegar copiar pegar