Pues oye, mira, no se me había ocurrido... Se lo diré a mis hijos para que lo hagan cuando me muera. Por lo menos sería original y divertida y a lo mejor les permite vivir a lo grande, ja, ja, ja...
Y el dentista todavía no me ha cobrado pero ya me he planteado que a lo mejor me cobra doble ¡Menuda faena! Doble dolor, doble costo... ¡Este Dios se lo pasa pipa conmigo!
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